jueves, 1 de marzo de 2007

Nº 013

Hay que sentir, lo que se piensa, para creerlo.

No se puede creer en algo, si no se siente plena convicción en ese pensamiento. De no ser así, es fácil traicionar la propia "convicción", ya que no sería mas que una cuestión superficial.

No hay comentarios: